El mundo es muy complejo, más cuando se trata de trascender en tiempo y en espacio. En ocasiones se deben llevar a cabo ciertas cosas que sean dignas de pertenecer al muro de la fama, ocupar un espacio en la memoria de todos o sólo algunos. ¿Que pasaría si un día dentro de la involuntaria cotidianidad de tu vida te dijeran que eres famoso del otro lado del mundo, que todo lo que alguna vez dijiste o hiciste tiene sentido? La otra noche durante la cena, entre copas de vino y rebanadas de pizza, me contaron una breve pero completa crónica de la vida y obra del folkista Sixto Rodríguez.
Sixto no es ningún apodo, es el nombre real de este hombre quien nació y creció en la ciudad de Detroit siendo el sexto integrante de una familia inmigrante, padre mexicano y madre europea-norteamericana. Esta fusión cultural representó una vida marcada por la constante lucha que caracteriza a los residentes migrantes en los Estados Unidos. No obstante, Rodríguez se las arregló para escribir canciones folk y graduarse de filosofía llegando a lanzar dos álbumes Cold Fact (1970) y Coming From Reality (1971). Ambos álbumes lograron ventas y popularidad por debajo del promedio y Rodríguez fue sacado de la disquera. A pesar de esto, en ocasiones llegó a ser comparado o igualado con la labor del propio Bob Dylan.
Mientras tanto a más de trece mil kilómetros de Detroit, en Sudáfrica durante los años 70's sucedía algo llamado Apartheid; una ley de segregación racial en la cual la población negra estaba por debajo de los derechos de los habitantes blancos. De ahí derivan personajes como Bob Marley y Nelson Mandela. La música de Rodríguez fue una gran fuente de inspiración para el movimiento anti-apartheid en el Sur de África en su momento, miles de personas se sentían identificadas con sus letras e inspiró a miles a levantar la voz: every revolution needs an anthem. Pero al parecer Sixto había pasado a la historia como una leyenda, los rumores decían que se había suicidado.
Tiempo después su propia hija daría con un sitio dedicado a la vida y obra de su padre, vio el impacto que había alcanzado en Sudáfrica y había motivado a masas completas al cambio; no uno sino miles escucharon la música de Rodríguez y sintieron que tenía sentido, que él cantaba para ellos himnos de revolución y libertad, alguien del otro lado del mundo estaba identificado con ellos en un contexto totalmente distinto a través de un lenguaje: la música.
Hoy día Sixto lleva a cabo giras y conciertos mundiales, volvió a emerger más de veinte años después y no lo vean como un ídolo o leyenda, déjenle eso a los música de rock and roll de hace treinta o cuarenta años, sino una persona que al plasmar su sentir e ideas en canciones inspiró a un movimiento completo… al cambio. La música también está hecha para el cambio. Para ver esta historia más de cerca les recomiendo este documental llamado Searching for Sugar Man del 2012. Este documental ha ganado bastantes premios recientemente y es muy emotivo poder ver un acercamiento a la vida de Sixto.
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